La importancia del juguete en la “era smartphone”

Mientras os adentráis en este artículo, ¿cuántas pantallas tenéis frente a vosotros? No me sorprendería escuchar que, como mínimo, tres o cuatro dispositivos luchan por vuestra atención. Tablets, smartphones, portátiles, ordenadores de sobremesa, televisores o videoconsolas caben en nuestro día a día con tanta soltura que la ausencia de uno de ellos supondría un hueco complicado de reemplazar.

Vivimos sumergidos en la era más tecnológica de la historia del ser humano, algo que sin lugar a dudas termina influyendo en las nuevas generaciones. Los niños de hoy en día han asimilado el concepto tan rápido, que antes incluso de pisar el colegio saben ajustar las especificaciones de tal o cual aparato, descargar juegos extremadamente sosos de la App Store o suscribirse a canales de YouTube donde sus series favoritas se reproducen en un bucle interminable.

Esta transformación de las prioridades infantiles debería tutelarse milimétricamente para que su desarrollo intelectual, social y físico se produzca con el éxito necesario. El niño tiene que entender que el móvil o tablet no es el fin, ni la meta del verdadero ocio, sino una herramienta de conocimiento e información.

Por qué son importantes los juguetes en la era digital

Tomando semejante idea como punto de partida, ¿por qué es importante el juguete en la era digital? Imaginad por un instante que salimos al parque con nuestros hijos o sobrinos. Probablemente habrá columpios, habrá campos de fútbol, canastas e incluso una zona de juegos de mesa, pero el niño que nos acompaña no despega la vista de su dispositivo electrónico. Esta versión miniaturizada de nosotros mismos se estará perdiendo la oportunidad de reír, de saltar, de conocer a otros niños y compartir tanto situaciones divertidas con éstos, como con los juguetes que le acompañen.

Cabe destacar que el motivo principal del juguete no es otro que potenciar la imaginación, el placer tangible de disfrutar de las cosas, el interactuar con el entorno y, sobre todo, impulsar el aprendizaje y el desarrollo del niño. Este que os escribe disfrutó tanto con los juguetes de Playmobil que los considera parte de la filosofía creativa que le define.

A pesar de que me acompañaba la Game Boy allá donde fuera (miopía merecida la que ahora luzco), adoraba construir historias y darle voz a todos y cada uno de los muñecos que se apoderaban de mis tardes. En contraposición con la mítica consola de Nintendo: mi “yo niño” era el verdadero dueño de las aventuras de los juguetes.

Integrar juguetes y aparatos electrónicos

Disfrutar de las posibilidades que ofrece la era digital es comprensible ya tengas 5, 9 o 30 años, pero dinamitar el crecimiento de nuestros hijos con su uso desmedido resulta de todos menos recomendable. Es en este punto donde la importancia del juguete adquiere el protagonismo que se merece. Los juguetes sazonan con emoción el aprendizaje y el descubrimiento del mundo que nos rodea. Añaden compromiso con las relaciones sociales: jugar solo puede ser divertido, claro, pero hacerlo con los demás es mucho mejor. Multiplican el desarrollo físico a niveles sobresalientes. Y acompañan al niño en cada etapa del crecimiento fomentando la creatividad.

Los expertos no tenemos dudas al respecto. Toca vivir el presente sacándole el máximo partido a las herramientas digitales que están cambiando el mundo, pero debemos ser conscientes de que para la educación de las nuevas generaciones un juguete adecuado a cada edad dignifica y subraya la verdadera esencia de ser niño.